Echo en falta que ya no nos den las tantas jugando a las cartas tú y yo solos hasta que nos daba frío, hasta que se nos aparecían las estrellas fugaces y yo les pedía a cada una de ellas 3 veces más ratitos contigo. Porque decían por ahí que para que se te cumpliera el deseo cuando vieses una estrella fugaz tenías que pedírselo 3 veces antes de que desapareciera. Supongo que nunca lo hice a tiempo porque no es que no me hayan dado más tiempo contigo, es que me lo han arrancado de cuajo. Y yo ya no puedo salvarme pero sí que empiezo a odiarme por haberlo hecho siempre a destiempo. Me cambiaron tus abrazos por miedos irracionales de tus recuerdos. Solo me queda poco más que el ego de una puta cobarde sin temores de nuevos rechazos. Ya no me pueden partir más de lo que estoy rota y me rompo yo sola por dentro. Yéndote tú me quedé sin nadie y sin nada. Completamente vacía. Me he perdido mil veces por nunca dejarte ir. Me he perdido mil veces por quererte a ti mucho más que a mí.
Te debo tanto tiempo... Me debes tanto tiempo... Sobre todo se lo debes a él. Le aboliste toda una vida contigo.
Quiero volver a aquella época a en la que arreglábamos cosas juntos, nos reíamos por nada y por todo, buscábamos la manera de estar pegados el uno con el otro. Por ti hacía cosas que por mí no hice jamás, me confiabas todas tus contraseñas que nunca usé si no eran contigo delante, te molestaba en tus siestas cuando quería que te despertases pronto para ir antes al lugar que me has dicho que iríamos cuando te levantases, que improvisemos más recetas... Ojalá me llames aunque sea para gritar y colgarme.
Tengo tus camisas, tus calzados y todos tus regalos guardados intactos como la última vez que los usé contigo. Siguen oliendo a ti. Spotify a veces me salta con las canciones que me cantabas cuando era pequeña, bueno... y no tan pequeña. ¿A quién llamo yo “papá” ahora? Mis pasos ya no me llevan a Roma aunque yo siga en ruinas.
Y es que no sé cómo explicarte que soy un vacío lleno de tus recuerdos. No sé cómo explicarte que te adoraba hasta cuando me regañabas, tus despistes y cabezonerías que he heredado de ti, tus medias sonrisas cuando intentabas sermonearme por algo que en el fondo te hacía gracia. Y es que no sé cómo explicarte ese momento en que nos mirábamos y de nosotros solo salía complicidad que acababa en un ataque de risa. Terminábamos a carcajadas limpias con el pulmón bien abierto. Y es que no sé cómo explicarte ese momento en el que corres sin miedo hacías tus metas contagiándonos al resto con ellas.
Lo que daría ahora por limpiar contigo la casa, tú estas habitaciones y yo estas otras. Las carreras para ver quién las finalizaba antes, pero bien hecho. El uno inspeccionaba la limpieza del otro. Y lo hacíamos rápido para hacer otras cosas juntos. Y eso para mí era felicidad. Tú me hacías y me haces feliz. Nos complementábamos.
Eso es conectar mucho, bien y sano con alguien. Y me parece básico, pero desde que te fuiste, nunca lo sentí otra vez porque siempre te quise más a ti que a mí. Y aún te quiero más que al aire que respiro.
Tengo el corazón llorándote y al alma sigue sin el valor de ir a ver tu tumba. A veces te me apareces y es en tu voz donde habla la sabiduría que me da algo que nunca he olvidado: tu cariño. Compongo estos textos para ti mientras a mí me descomponen por no poder haberte dicho en tu despedida todo lo que no pude. A veces no quiero ser ni estar si sé que tú tampoco aunque te vea en todas partes. Dime dónde estás para ir a buscarte o cálmame este dolor que me atormenta cuando te sueño y me estalla cuando me despierto y no te encuentro. Dile a mi corazón que pueda dormir tranquilo porque no despedirme de ti me está matando. Me enterré cuando te lo hicieron a ti. Y no sé vivir sabiendo que no estás, pero te doy las gracias por haberme dejado ser tu hija. Bendita la hora en la que te conocí. Sacas lo mejor de mí aunque me partas los esquemas. Eres mi aire puro y mi calma. Todo lo haces fácil. Te quiero, allí donde estés. Eres infinito. Un abrazo y un beso eterno, papá.
Aquí una canción que me cantabas cuando era pequeña y que recuerdo con especial nostalgia.