23 mayo 2021

¿Y SABES QUÉ?

     Hace tiempo dejé de buscar a personas que fuesen auténticas porque me cansé y me harté de toparme con caretas de plástico. No veía en nadie nada especial, nada que destacase. No me refiero a sus talentos, o a cosas que se les den bien si no a la calidad de su persona. Un día es igual que el siguiente y otra persona nueva es muy parecida a la anterior: sin nada que me llame la atención. Pero bajé la guardia y varios años después... llegó alguien. Alguien que es de esa clase de personas que sus palabras cuentan más de lo que escuchas. De esas que sus hechos dicen mucho más que lo que sueltan por la boca. De esas que sueñan despiertas para que nadie les despierte de sus sueños. De esas que son mapas y brújulas cuando te pierdes. De esas que tienen un noséqué que no sabes qué es. De esas que son magia aunque no las estés viendo. De esas que puedes ver todo su abismo si te paras a mirarles a los ojos y de frente. De esas personas que tienen dentro el fuego más fuerte e intenso (con heridas) que jamás conocerás. De esas que por fuera tienen una coraza de hielo transparente que se torna opaco por las capas y capas de granizo que la rodea. De esas que te parecen glaciar y que, cuando las conoces, sabes que son un copo de nieve que no se derrite en el calor de cualquiera que le roce. De esas que se mueven entre las sombras, pero que son luz. De esas que se balancean en una melodía de piano mientras su cabeza convive con una algarabía del 15. De esas personas de las que no esperas nada porque simplemente las dejas ser ellas mismas, sin expectativas, y dejando que te sorprendan con su esencia. De esas que declaran la guerra por su paz. De esas que son regentes de aquello que les inquieta. De esas personas de las que la gente no apuesta por ellas por su timidez, pero tienen mucha más garra y gancho que la mayoría cuando algo/alguien se les cruza entre cejo y cejo.


     Y tuve el puto placer de conocer a alguien así. En el momento justo, cuando desistí y creí que nunca me tropezaría con alguien así. Y qué bonita casualidad es, ¿no? Una casualidad que no vi venir, pero la sentí y le di forma cuando vi su sombra a lo lejos. En ese momento no sabía quién ni cómo era, pero sabía que era esa persona. ¡Y qué poco me equivoqué! No sé si eso fue intuición, sexto sentido o una simple coincidencia, pero pasó. A veces me da miedo pensar en qué hubiera pasado si yo le hubiera hecho caso a esas ganas que tenía de no acudir aquella tarde, porque me habría perdido a esta personita. Y ahora que lo sé, no sé si me lo habría perdonado. El asunto fue que algo que tiró de mí y me hizo asistir. Y entendí que ese no sé qué era esa sombra que tenía a unos cuantos metros, porque esa sensación de avanzar frenó en seco. Llegué a mi destino.


     Mi hermana durante el trayecto en coche, me dijo de él su nombre, que era del mismo año que yo y que tenía un libro, su portada, el título y creo que nada más. Cuando me presenté en el sitio con ella me dijo varias opciones y yo no contesté porque no sabía de quién se trataba, jamás había hablado con él, pero yo sabía que de las personas que me indicó era... ninguna. Hubo un silencio de unos pocos segundos (que a mí se me figuraron bastante largos) y después añadí: "no, es él". Recuerdo que no señalé con el dedo, sí con la mirada. Y sí, era él.


     Me hace gracia esto porque recuerdo casi cada detalle de ese momento cuando no recuerdo el cómo conocí a nadie, salvo a mi hermano pequeño. Y de esto me acabo de dar cuenta escribiendo esto, curioso, ¿no?


     Y, Vii, ahora que ya sabes que esto se trata de ti... permíteme que directamente te hable a ti. Sin andarme con más rodeos te digo que me pareces alguien increíble, de esas personas que cuesta mucho encontrar y que tienen un precio incalculable. Realmente no te conozco mucho, pero sé lo suficiente de ti como para decirte que quiero quedarme y que estés cerca. Eres distinto al resto, pero distinto de verdad porque sumas y multiplicas sin restar ni dividir. Eres lo fantástico de la realidad, lo real de la fantasía y no ha nacido persona que sea capaz de quitarte tu magia por muchos entresijos que te vengan. Porque esa magia es parte de tu Ave Fénix, la que resurge de sus propias cenizas con más fuerza que nunca. Eres rey de tu reino, de tu imperio, de tus sueños, de tus insomnios, de tus desvelos, de tus inquietudes, de tus miedos, de tus ganas, de tus ilusiones, de tus fuerzas, de tus debilidades, de tus sombras, de tus luces, de tus estatuas,... eres rey de ti. Y créeme, amigo, que son muy pocas personas las que pueden decir esto con tanto tanto orgullo como tú. Tú eres tu reino desde el primer ladrillo al último que lo forman, aunque esté como Roma, en ruinas, o escondido a ojos de quien realmente no quiere verlo o invencible como un guerrero que no se rinde o con una fuerza de superación absoluta o sobreponiéndose a toda adversidad que se presente para fortalecerse o en el aire, volando más alto que nunca. Y ése es tu símbolo de renacimiento físico y espiritual. Es el escudo que necesitas. Tienes un reino digno de admirar. Debes de estar muy orgulloso de él, no es para menos. Es colosal lo que has construido tú solo con tus propias emociones.


¿Y sabes qué?

     Que ojalá creyeses en ti tanto como lo haces en tu reino: sin peros, sin condiciones, sin opiniones ajenas, sólo la tuya. Lo que hace a tu imperio tan titánico no es su estructura, los materiales que tiene, sus columnas, sus puentes, sus escudos, sus armas, su... nada. Lo que hace fuerte e inquebrantable son tus valores. Esos mismos que no viene a romperte nadie, porque crees en ellos. Y, no dejes que nunca nadie lo haga, por favor.


¿Y sabes qué?

     No seré yo quien te diga que no te reemplazarán, porque absolutamente todos somos reemplazables, pero quédate con quien aunque pueda irse se quede contigo en los vendavales, que quien se queda solo en la calma no vale un nanosegundo de tu tiempo. Tú eres tu aquí y tu ahora, y no es para quienes te dediquen el tiempo que les sobra.


¿Y sabes qué?

     Que no te ocultas de nada ni de nadie. Eres de las personas más fuertes emocionalmente que conozco, aunque sigas hecho añicos o te auto-flageles. No ganes ese miedo a perder cuando la pérdida real está en quien te ha dejado ir de una manera u otra.


¿Y sabes qué?

     Que quien te quiera en su vida hará lo posible para que te quedes. A estas alturas no te mereces a nadie que no luche por ti. No aceptes otra cosa que no sea esa, nunca.


¿Y sabes qué?

     Que tienes muchas incógnitas cautivadoras que hay que escucharlas porque tú no eres solo lo que dices, también eres el cómo lo dices.


¿Y sabes qué?

     Eres de las personas que tiene el interior más bonito que conozco. No me hace falta saber hasta el número de pie que calzas para entender que tu caos rebosa paz. Que vas hasta el final cuando hay algo, o alguien, que sientes tuyo, tanto que lo protegerías con tu vida si fuera necesario. Que callas lo que dentro de ti está gritando. Que tu indiferencia solo es apariencia porque en tu interior está mareada de las vueltas que lleva.


¿Y sabes qué?

     Tú te quedas en las sombras de quien te importa, pero no les presentas las tuyas a nadie. Y eso es tan bonito como desolador. Porque quieres tanto a alguien como para no "preocuparle" con tus sombras, porque tu lucha es constante y solitaria. Eres muy perseverante en eso.


¿Y sabes qué?

     Que a veces pareces contradicción. Que eres frágil, pero cada pedacito tuyo es más fuerte y duro que el diamante.


¿Y sabes qué?

     Que hay cosas que no te he contado: Que he aplicado varias lecciones desde la primera vez que quedamos sin que hablásemos de eso. Me has ayudado en varias cosas sin siquiera haberlas dialogado contigo. Como te dije antes, eres más de lo que dices. Me siento cómoda y tranquila contigo. Siento que puedo bajar la guardia sin miedo. Y eso no me había pasado antes, ojito. Y espero que esto de que un día aparecieras por casualidad no tenga fecha de caducidad. Que contigo soy transparente, no tengo secretos; si me preguntases podría contarte cualquier cosa sin filtros, sin medias verdades, y, lo más importante, sin arrepentirme de habértelo contado luego. Y me asusta todo esto porque es nuevo para mí y por lo que pueda pasar, pero a su vez estoy tranquila. Esa es la confianza que me transmites. Creo que eres inalcanzable para quien en realidad no se quiere molestar en ti. No todos están a tu altura, Capitán. Creo y confío en ti, mucho. Tengo esa sensación de saber que puedo confiar, sin saber porqué, pero quiero seguir haciéndolo. Tienes mucho que decir y que ofrecer, pero no está hecha la miel para la boca del burro. Aun así, no dejes de hacerlo. No te frenes, no te rindas. No estás solo.

     Podría decirte que la vida te debe muchas sonrisas, pero no, a ti lo que te deben son momentos a carcajadas limpias y gente que te valore tal y como eres, con tus luces y sombras y que no quieran cambiarte. ¿Eres consciente de todo los principios inalterables que tienes? Eres genial tal y como eres. Te admiro en diferentes facetas, aunque eso ya lo sabes. Roto o entero, estoy muy orgullosa de ti y de la persona en la que te has convertido. Eres fuerte, valiente e inteligente. Eres un ejemplo a seguir. Sé que llegarás lejos, no tengo dudas. Feliz cumpleaños, capitán.

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